Acción-Reacción
Ella no creía en cosas como esas. Ella no creía en imprecisiones e imaginerías. Ella no creía…casi en nada.
…
Caminaba por la peatonal a toda velocidad. Mientras, pensaba: “Si en un instante alguien cambiase su ritmo al caminar, o hiciese un mínimo movimiento pensado, moderado, se produciría un choque real de cuerpos”.
Cruzó Mitre, intuitivamente. El piloto le acariciaba las piernas, descuidadamente. Cuando un espectro mitad hombre-mitad centauro pasó a su lado. Una breve remera césped la deslumbró al punto de inundarla de torpeza. Chocó con el florista que se amontonó con su interlocutor y desmoronó la pirámide del pororero. Nada de esto fue percibido por el caballerito de verde.
Ella lo miró, casi indiscreta. Él, se pegoteó en sus ojos-agua. Ella sonrió y siguió caminando. Él se paró para cruzar Mitre. Ella no creía en cosas como esas. Ella no creía en imprecisiones e imaginerías. Ella no creía…casi en nada.
…
Él se dio vuelta instantes antes de cruzar. Ella, también.
En un pacto implícito, se dejaron ir.
…
Caminaba por la peatonal a toda velocidad. Mientras, pensaba: “Si en un instante alguien cambiase su ritmo al caminar, o hiciese un mínimo movimiento pensado, moderado, se produciría un choque real de cuerpos”.
Cruzó Mitre, intuitivamente. El piloto le acariciaba las piernas, descuidadamente. Cuando un espectro mitad hombre-mitad centauro pasó a su lado. Una breve remera césped la deslumbró al punto de inundarla de torpeza. Chocó con el florista que se amontonó con su interlocutor y desmoronó la pirámide del pororero. Nada de esto fue percibido por el caballerito de verde.
Ella lo miró, casi indiscreta. Él, se pegoteó en sus ojos-agua. Ella sonrió y siguió caminando. Él se paró para cruzar Mitre. Ella no creía en cosas como esas. Ella no creía en imprecisiones e imaginerías. Ella no creía…casi en nada.
…
Él se dio vuelta instantes antes de cruzar. Ella, también.
En un pacto implícito, se dejaron ir.
3 Comentarios:
al caer el crepusculo, un pensamiento en verde se hizo presente, no lo tenia con ella, pero inconciente, quizo capturarlo, romper el pacto quzás? el caballero de verde vertió su mirada en el horizonte, y ella chapoteo en las aguas cristalinas derramadas de sus ojos-agua, ni la distancia ni las estrellas dejarian morir el lumbre provocado por la muchacha...
Él quedó en sus ojos, desde ese día son verdes.Pero no se animó.
¡Ojalá se hubiese animado a romper el pacto!
Gracias!
segui escribiendo agua! quiero mas historias... es que estan muy buenas!
un besho!
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