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02 octubre 2005

Curitas

Duermo sola. Despierto sola.
Él dice: “Estamos solos antes las grandes decisiones de la vida”.
Sola, solo tal vez no sea una ficha fácil de encontrar.
Un estado, una idea macabra de pensarse sin sangre.
Dejar pasar las horas, los días, el tiempo que no importa, que no es más que un perverso verdugo. Odio este tiempo sin nombres, sin almas.
Y las preguntas caen al vacío de un desinterés acartonado: ¿Dónde voy?, ¿Dónde estoy? ¿Dónde estaré?
Me tocó contar. Ellos se esconden y yo los descubro, les pongo curitas a sus cuerdas vocales, a sus dedillos livianos de ideas. Yo me cuido de ellos, sus curitas no sanan con colas de ranas y otras hierbas.
Entonces, despierto cada mañana acurrucada en una pieza fría casi muerta. Llena de agua, podrida, prestada ni siquiera mía. Agua que se esfuma, que se desangra en cada instante de perdición .
Algunos buscan misiones, yo sólo la salida de emergencia.
También te busco, aunque aun no pueda encontrar tus extremidades, aunque quiera zafarme de ellas.
Uno fichas desperdiciadas por el mundo de los mundos en busca de mi nuevo cosmos y siempre vuelvo mi vista en busca de lo perdido, de esa imagen cristalizada de amor blanco, casi puro. Temo que algún día pueda convertirme en estatua de sal. Entonces, ya no habrá más. El pasado y un presente eterno serán la única ficha de mi cosmos. Ya no habrá más movimientos torpes que distancien cuerpos ni palabras connotativas que jueguen a consolarme de mentiritas con verdades milenarias.

Sanar, alguno de ellos tiene esa ficha escondida en su lengua.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo:

Qué angustia cuando el tiempo no tiene nombres. Sin embargo es un engaño el que un instante es igual al anterior. Nada más falso que eso. Lo dificil pero fundamental es buscar los puntos de referencia indicados para volver a percibir el movimiento. Hay muchas formas de pasar el tiempo, pero perderlo es un crimen.
Cuando la ficha escondida aparezca, esa lengua podrá disolver la sal y hacerla agua de mar.

03 octubre, 2005  

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