Sana sana, colita de rana
No sé si tenga la suficiente valentía de sacarme la piel ante vos como para descubrirme.
Gritaría mi miedo si fuese sólo eso y llegara liviana (sin otra razón) a tus acordes de medios días, de alguna mitad.
Lo asumo, soy culpable de sentir, de tener frío, calor, de comportarme (a pesar de tantos intentos-fallidos, de la vida) como un ser humano. Aún siendo lo más sencillo de ellos, tal vez hasta lo más insulso.
Podría escapar dice la Fabi, en unas letrillas robadas de Andrés. “Estoy cansada de pensar…” Yo me canso con facilidad de pensar, y de otras hierbas que invitan a la intriga, me agotan el alma. Fastidia la rutina vertiginosa del arte retaceado.
Pero sigo dando vueltas y más vueltas. Me marean las calesitas, me mareas.
“Los huracanes te tumban”-dice un él.
Me tumbo, me boicoteo. Me mordisqueo las pupilas por no encontrarte.
Paradoja: busco una señal de agua que me inunde.
Uno, dos, tres y empezamos otra vez.
Olvidaba que soy mala para las cuentas, que no se contar. Olvidaba que ya había olvidado los cuentos con príncipes y hadas. Olvidaba que no me olvidaba.
Terrible sensación de no poder desmemorizar las yemas de los dedos, turbias del nombre.
Gritaría mi miedo si fuese sólo eso y llegara liviana (sin otra razón) a tus acordes de medios días, de alguna mitad.
Lo asumo, soy culpable de sentir, de tener frío, calor, de comportarme (a pesar de tantos intentos-fallidos, de la vida) como un ser humano. Aún siendo lo más sencillo de ellos, tal vez hasta lo más insulso.
Podría escapar dice la Fabi, en unas letrillas robadas de Andrés. “Estoy cansada de pensar…” Yo me canso con facilidad de pensar, y de otras hierbas que invitan a la intriga, me agotan el alma. Fastidia la rutina vertiginosa del arte retaceado.
Pero sigo dando vueltas y más vueltas. Me marean las calesitas, me mareas.
“Los huracanes te tumban”-dice un él.
Me tumbo, me boicoteo. Me mordisqueo las pupilas por no encontrarte.
Paradoja: busco una señal de agua que me inunde.
Uno, dos, tres y empezamos otra vez.
Olvidaba que soy mala para las cuentas, que no se contar. Olvidaba que ya había olvidado los cuentos con príncipes y hadas. Olvidaba que no me olvidaba.
Terrible sensación de no poder desmemorizar las yemas de los dedos, turbias del nombre.
1 Comentarios:
che ro me re gusto habiame olvidado de decirtelo
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