<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d9797740\x26blogName\x3dAcqua\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://masagua.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_AR\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://masagua.blogspot.com/\x26vt\x3d-3585669719537124409', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

02 marzo 2008

Reencarnación

Siempre envidié los ojos de mi abuelo. Eran de un color turquesa casi transparente. Idea difícil de describir. Creo que sólo pueden entenderlo aquellos que lo conocieron o que trajeron en sus palmas los colores de las aguas de Río de Janeiro. Las aguas de sus ojos siempre me canturreaban no obstnate, había tras de ellos un feo sonido a sirenas que me trababan a terminar de zambullirme. Esos ojos tenían la misma intensidad que la tristeza. Nunca jamás, supe el motivo de aquella angustia convidada. Nunca, a pesar de mis incontables hipótesis por descubrirla.
Cada vez que lo miraba, veía unas aguas profundas que se movían pero, en el borde de sus ojos, unas aguas calmas y saladas, siempre, estaban a punto de desbordar. Cuando era pequeña pensaba que de un momento a otro se largaría a llorar o a llover, como nos dicen de infantes. Con el tiempo descubrí que eso nunca iba a pasar, que esas aguas se habían acostumbrado a vivir al borde, s i e m p r e r o z a n d o l a s o r i l l a s s i n d e r r a m a r u n a s o l a g o t a. S i e m p r e a p u n t o.
Casi veinte años más tarde, pienso que la voz popular siempre es sabia: la envidia nunca es buena. Debo de haber envidiado tanto aquellos ojos que éstos parecen haber encarnado en los míos.Entonces, desde hace un tiempo, mis aguas (que no son del mismo color que las de él) se acostumbraron a vivir al borde, s i n d e r r a m a r u n a s o l a g o t a. S i e m p r e a p u n t o.

1 Comentarios:

Blogger lachicaironica dijo:

qué lindo, ro...

02 marzo, 2008  

Publicar un comentario

<< Home