Rutina
Al dueño del circo.
-Cámara, acción…Él no quiere estar con vos, sino ya te hubiese venido a buscar- dice una ella.
Así es. Última palabra.
Un él vive dentro de este film y actúa, en función de él. Es el mejor extra que han podido conseguir. Sin sueldo, sin esfuerzo, sin exigencias. Casi ni se nota que respira.
-Vamos todos a sus puestos.
No soporto más esto. Voy a irme. Voy a tirar esta ropa de utilería, desprenderme de esta farsa. Pirarme.
El actor de reparto: sonríe. Siempre sonríe, todo el tiempo. No se da cuenta de que se apagó la cámara. Para él, la cámara siempre está prendida por eso: sonríe.
NO
DESCANSA,
NI
SE CANSA DE FINGIR.
A veces, incluso
Se confunde y hace que vive.
Pero,
¿Cuál es su papel?
Cualquiera.
Él mira la cámara y vuelve a sonreír.
Luego, se junta con el resto de los extras en un bar. No hablan de sus vidas, no las tienen. Viven dentro de ese galpón: sonriendo.
Llega a su casa, se lava los dientes, se pone el pijama, se acuesta y apaga la luz.
¿Fin de la función? NO.
Una nueva escena, entonces: sonríe.
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