Juego sucio.
Busco palabras. Letras que se escurren, se combinan y hasta, por momentos, me convencen. Te convenzo y una vez más me mentís, es decir, me miento. Yo creo, te creo y comienza nuevamente el juego. Entra otro jugador en acción.
-No tiene fichas (Soberbia burlona que te contornea).
-Que importa (Ironizo).
Él nunca las tuvo. Las robó y cuando no quiere jugar más, sólo esconde el tablero.
-Por mí, está bien. Puede jugar.
No sé ni siquiera porque estoy acá. Por qué le doy un lugar en este tablero sin reglas.
-Tu turno (No sabe muy bien como se juega, tampoco quiero mostrarle normas sino ganará el juego).
Entonces, vuelve el dueño del circo.
-A trabajar, ustedes siempre jugando. La vida no es un juego. No se engañen. Cuando una mano golpea a otra persona ese golpe se hace eco en él. No se miren, no se hablen. Las palabras, malignas hechiceras; siempre pintan un sonido que más tarde hace crujir nuestros huesos. Nunca son, siempre se hacen.
La malabarista descuelga sus manos y se rinde.
-No juego más, siempre me ganan Uds. (Tal vez no deba escucharlo/s. Hábiles zorros acuosos)
-Sí, ella no juega entonces para que seguir. Tiene los dados, aunque nunca lo descubra.
Una luz perdida casi muerta se asoma a la carpa del circo. La función va a comenzar, una vez más.
En el trapecio, cuelgan sus dos manos.Dedos inquietos, fastidiosos, sedientos de palabras.
Comienza la función: "Una nueva mentira".
-No tiene fichas (Soberbia burlona que te contornea).
-Que importa (Ironizo).
Él nunca las tuvo. Las robó y cuando no quiere jugar más, sólo esconde el tablero.
-Por mí, está bien. Puede jugar.
No sé ni siquiera porque estoy acá. Por qué le doy un lugar en este tablero sin reglas.
-Tu turno (No sabe muy bien como se juega, tampoco quiero mostrarle normas sino ganará el juego).
Entonces, vuelve el dueño del circo.
-A trabajar, ustedes siempre jugando. La vida no es un juego. No se engañen. Cuando una mano golpea a otra persona ese golpe se hace eco en él. No se miren, no se hablen. Las palabras, malignas hechiceras; siempre pintan un sonido que más tarde hace crujir nuestros huesos. Nunca son, siempre se hacen.
La malabarista descuelga sus manos y se rinde.
-No juego más, siempre me ganan Uds. (Tal vez no deba escucharlo/s. Hábiles zorros acuosos)
-Sí, ella no juega entonces para que seguir. Tiene los dados, aunque nunca lo descubra.
Una luz perdida casi muerta se asoma a la carpa del circo. La función va a comenzar, una vez más.
En el trapecio, cuelgan sus dos manos.Dedos inquietos, fastidiosos, sedientos de palabras.
Comienza la función: "Una nueva mentira".