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16 noviembre 2007

Secuencias

Lo vi y me imaginé devorándolo. Recurría a esa imagen cada vez que los tiempos me lo permitían. Me pensé mordiéndole los lóbulos de las orejas, los párpados, las cejas, invisibles. Sentí, su respiración, anotando melodías en mi nuca. Recordé en cada recorrido, como él repetía siempre un mismo halago cursi e indiscutible.
Fue inevitable no pensarme desnuda a su lado. Lo volví a ver, en una espalda rara, casi mentirosa de amores.
El televisor mostraba una película en inglés que había llegado a su fin. Los nombres de los protagonistas empezaron a aparecer y por enésima vez, me maldije por no poder terminar, de ver nunca nada.
Él se acercó, ebulliendo mis latidos. Me paralicé cuando sentí que podría ser cierto.
Dimos varios giros hasta lograr encontrarnos. Mezclamos piernas y brazos, los perdimos y los recortamos hasta que por fin, nos encontramos. Por fin su cara quedó interrogando mis pupilas.

Sonó el teléfono.
-Che, tomamos unos mates más y me tengo que ir. Me están esperando.
-Sí, no te hagas problema. Sólo pasaba a ver cómo estabas.

11 noviembre 2007

SÚPERHÉROE

A LAS CHICAS DE LOS CUENTOS,

CON LAS QUE NO PUEDO JUGAR.

Escuchó el murmullo.

Supo que él estaba allí: intocable, como rodeado de un celofán impermeable.

Intentó no mirarlo, no pudo. Él no la percibió.

Ella se acercó a la calle. Él, decidió subir. Lo invito a seguirla pero, él decidió abrir su capa y volar. Ella no pudo seguirlo.

Las chicas de letras son terrestres.

Moría porque él olfatease sus deseos, sus dedos.

Él sabía nemotécnicamente sus curvas.

Ella se quedaba sin palabras, siempre (él sabía de sus debilidades). Ella hablaba en otros tiempos, con la saliva de otros discursos.

Él la sabía.

Entonces, congeló sus manos en el baño de la casa de las puertas. Se desmayó en el piso, esperando que él volviese de sus superaventuras. Mientras, él preparaba un té en un cacharro prestado de días. Él la llamó a tomar su té. Ella no tenía tiempo, nunca lo tenía. Nunca sabía que hacer cuando sus manos aparecían cerca.

NO LO SABÍA.

Él le ofreció cerrar los ojos y dejarse ser. Ella, tenía cosas que hacer.

04 noviembre 2007

Descolor

Ni dolores de panza, ni cosquillas, ni coloraciones.
Ni destinos, ni esperanzas, ni manzanas tentadoras.
Ni chocolates, ni películas, ni sonidos.
Ni té, ni chocolatada, ni madrugada.
Ni mentira, ni verdad, ni invitación.
Ni halago, ni agasajo, ni adulación.
Ni, ni, ni, ni, ni, ni , ni, ni, ni, ni
Instinto…
cuando te choco.